“El móvil ya no es un bien de lujo, es una necesidad básica”. Estas fueron las palabras de Mark Malloch-Brown, presidente de la Comisión de Comercio y Desarrollo Sostenible. La razón de su declaración es su convicción de que la tecnología está contribuyendo a todas las metas fijadas por la ONU.

Si miramos a los países en desarrollo y los objetivos de Naciones Unidas, el sector que ha contribuido a aspectos fundamentales de estos países es el de los móviles. Por ejemplo, hay aplicaciones en el campo de la educación o de las energías renovables.

En el ámbito de la educación, las tecnologías permiten disponer de más información y acceder a herramientas que de otra manera no estarían disponibles. El programa One Laptop per Child es un ejemplo extraordinario de cómo las tecnologías pueden implementar la experiencia educativa.

El móvil está dejando de ser un bien de lujo y el uso muy elevado que se hace de él en países muy pobres es la prueba de lo que Mark Malloch-Brown afirma. ¿Pero qué pasa con los ciudadanos que no tienen dinero para cubrir sus necesidades básicas? Esta fue la respuesta de Mark Malloch-Brown: “No conozco la tasa de todo el continente africano, pero en algunos países alcanza entre el 70% y el 80% de la población. Y es cierto, no tienen el último modelo de iphone, pero el que tienen es suficiente para recibir muchos de los servicios que necesitan. El móvil no es un lujo, sino una forma de crear riqueza para los ciudadanos. Lo estamos viendo con algunas aplicaciones financieras, que han logrado que se haga el envío de remesas a nivel global de una forma segura y mucho más barata gracias a la reducción de las comisiones”

Pero muchos sostienen que el uso de los aparatos tecnológicos sustituye la fuerza de trabajo humano. Es muy difícil anticipar cuál será el impacto de la inteligencia artificial en entorno laboral, pero la transición a otro modelo también podría crear nuevos puestos de trabajo.

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