James Comey está prestando declaración frente al Senado por su incómoda relación con Trump cuando trabajaba en la jefatura del FBI.

Donald Trump decidió despedir a Comey el 9 de mayo después de que, aparentemente,  este no se dejara persuadir para que cesara sus investigaciones sobre la intromisión de Rusia en la campaña presidencial de 2016 que habría dañado la imagen de Hillary Clinton y favorecido al actual presidente.

Si Comey declarase contra el presidente estaríamos ante un posible caso de obstrucción a la justicia que podría, eventualmente, acabar con el mandato de Trump, ya que un delito de este tipo podría provocar que se abriera un proceso de destitución del presidente.

Se le preguntará al presidente si es verdad que exigió lealtad personal y presionó a Comey para que dejara de supervisar la investigación que estaba llevando a cabo sobre los supuestos contactos inapropiados que mantenía Flynn, ex-asesor de seguridad nacional de Trump, con empleados del gobierno ruso.

Nadie queda libre de los caprichos de Trump, y hoy el presidente tendrá que dar una explicación a la población.

Parece que Trump tenía la opción de invocar el privilegio ejecutivo para impedir que Comey declarase contra él en el Senado (algo que ningún presidente habría hecho jamás) pero no lo ha hecho.

Andrea

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